El Da Vinci de Al Andalus

automata Al Muradi
Manuscrito y mecanismos expuesto en Doha
Casi 500 años antes que Leonardo Da Vinci nos asombrara con sus inventos, pinturas y arte,  hubo un ingeniero andalusí, el cual nos ha legado su Libro de los Secretos.

Se trata de Ibn Khalaf Al Muradí y en sus  manuscritos redactados originalmente alrededor del año 1000, posiblemente en Córdoba o Granada, nos describe mas de 30 máquinas y dispositivos, incluye máquinas de guerra, mecanismos de diversa índole como el reloj de agua  y ciertos artilugios que en aquellos tiempos pudieron resultar gran asombro. De este manuscrito se conserva una copia escrita en Toledo en el siglo XIII

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manuscrito Al Muradi
Manuscrito Ibn Khalaf Al Muradi

Fue uno de los creadores del sistema de engranaje, lubricados con mercurio, algo nunca visto en Europa hasta el siglo XIII. Como también el mecanismo de Antikythera, técnica que los árabes pudieron aprender de la ciencia griega.

Este manuscrito que se conserva en la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia,  que hasta ahora, ha tenido muy poca divulgación,  ha sido reproducido digitalmente por el Equipo Leonardo3 reproduciéndo algunas maquinarias  tridimensionalmente  cuyas piezas se van esamblando en un touch screen holográfico, algunos inventos tales como una máquina de guerra para destruir fortalezas, un reloj de agua con tres personajes (dos hombres y una mujer).

Los inventos de Al Muradí, no solo eran conocidos por sus escritos, sino que tambièn podemos encontrar la descripción de su ingenio,  en las Cántigas de Alfonso X, el Sabio de 1277 en donde se describe uno de sus proyectos: Un reloj de madera que funcionaba con mercurio.

El reloj con autómatas funciona con un sistema mecánico a base de poleas y tornos que transporta el agua hasta que mana de la boca de la mujer, que se desplaza para arrojarla en una jarra.

Mas impactante aún es una maquina con autómatas, con animales, serpientes saliendo de un pozo, pequeñas gacelas, y una princesa cautiva. Todos estos personajes debían moverse mecanicamente mediante mercurio y agua, con la ayuda de poleas. Este sofisticado artilugio forma parte de la mas genuina tradición islámica.

Si bien hoy día se conservan pocos indicios de este tipo de ingeniería, si sabemos que en los grandes palacios de Samarra o Medinat Al Zahara, poseían autómatas y mecanismos que dejaban sin aliento a los invitados, tales como unos autómatas de bronce que flanqueaban las puertas de entrada principales al trono, los cuales funcionaban con un sistema neumático. El cuerpo de metal, actuaba como caja de resonancia de un un saco de piel que contenía en su interior y una especie de fuelle conectado a la boca del autómata, La vibración originaba un ruido, una especie de rugido que hacia sobresaltar del susto a mas de uno, especialmente a aquellos considerados enemigos del Emir, no tenemos dudas de lo que han disfrutado observando el susto y la cara de pánico de esos "invitados".

Todo un ingeniero y precursor de las actuales máquinas y juguetes mecánicos.

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